también recibe el don del Espíritu (Hechos 2:38). ¿Y para qué lo recibe si no es precisamente para ser capacitado para vivir en santidad? ¿O acaso puede alguien ser regenerado sin que esto se manifieste en una nueva vivencia según la voluntad de Dios? Por supuesto, entendemos que la salvación que Dios nos brinda es gratuita, una obra de pura gracia que no podemos nunca merecer, sino que se debe solamente a los méritos de nuestro Señor Jesucristo. El Sermón del Monte no es, ni nunca puede ser, el
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